Supongo que más de uno se habrá dado
cuenta que últimamente he dejado abandonado el blog.
No me he cansado. No me he quedado sin
ideas, ni nada por el estilo. Simplemente no he tenido tiempo.
El pasado viernes 15 de junio me
llamaron del ayuntamiento de mi pueblo para preguntarme si quería
que me incluyeran en el proceso de selección para trabajar en un
nuevo centro de bricolaje al lado del Carrefour de mi pueblo, donde
suelo hacer algunas promociones. Dije que sí.
El martes 19 pasé la entrevista y me
cogieron para empezar el pasado lunes 22, antes de terminar exámenes.
Durante la entrevista me explicaron que
buscaban a gente para cubrir contratos de 8 y 16 horas. Los demás
estaban ya cogidos.
Elegí un contrato de 16 horas para
poder combinarlo con otras cosas, ya que el horario era el mejor de
las dos opciones. Que me iba a imaginar yo que por horas iba a ser lo
mismo un contrato que otro.
Como ya he dicho me cogieron y me
dijeron que se nos explicarían las cosas el lunes, nos darían el
uniforme y listo.
Ese mismo lunes, después de 3 horas de
formación, empecé a trabajar junto a 3 compañeros más que
empezaron conmigo.
He de resaltar que el centro no estaba
en funcionamiento aún, sino que se inauguraba el jueves por la tarde
y se habría al público el viernes a las 9 h de la mañana.
Evidentemente faltaban algunas cosas
por pulir antes de abrirlo y la gente iba muy estresada. Lo típico
antes de toda inauguración.
Al empezar allí pensaba que iba a
trabajar mis 16 horas a la semana, tal y como me habían dicho en la
entrevista. Nada más lejos de la realidad. Entre lunes y martes ya
había hecho las horas.
Hablando con la gente descubrí que
muchos llevaban 2 meses, desde que se empezó a montar el local,
trabajando una media de 15-17 horas diarias para poder inaugurarlo el
pasado viernes 29.
Allí no importaba si entrabas con un
contrato de 6, 20 o 40 horas. Todos hacían jornadas semanales
superiores a las 40 horas.
Habían muchas caras de cansancio y de
no poder más pero, sobretodo, ganas de terminar ya y pasar página.
El miércoles hice una jornada de 12
horas entre mañana y tarde en turno rotativo. Poco comparado con lo
que se hacía otra gente.
Me dieron el horario del viernes,
sábado y domingo. Habríamos el domingo aprovechando que era el
primero de rebajas. Sencillamente aluciné.
Horario:
Viernes: de 7 a 2 horas (19 horas en
total). 1 hora para comer.
Sábado: de 7 a 1 horas (18 horas). 1
hora para comer.
Domingo: de 7 a 12 horas (17 horas).
He de decir que aún era un horario
"bueno" ya que había gente que hacía de 5 a 2 de la noche
con 3 horas para dormir.
El jueves volví a entrar a las 7 h,
plegando a las 16:30 h cuando, teóricamente, habíamos de plegar a
las 15 h ya que debíamos volver a las 19 h para inaugurar el centro
pero, cambios de última hora (comprensible ya que suele suceder),
como cambiar todos los precios de 7 pasillos, impidieron salir antes.
Que remedio.
El viernes llegué a la hora que
tocaba, a las 7h. Costó aparcar ya que los de Carrefour cerraron su
párking para que no aparcáramos y las inmediaciones estaban todas
valladas. Conseguí aparcar en un lateral lejos del centro comercial,
pero no me dí cuenta de que era una zona azul. Gran fallo.
El viernes fue un día caótico. En
cuanto a ventas fue un gran día, se hizo una caja de 801.202€,
pero para nosotros fue un día muy movido. El pasillo principal
estaba inundado de gente. No podías casi moverte con los traspales
para transportar mercancías; la música estaba muy alta; hacía
mucha calor allí dentro; la gente te paraba para que fueras con
ellos aunque llevaras arrastrando un palé de 10 metros colapsando el
pasillo. Un caos. A veces me pregunto si la gente tiene ojos.
Teóricamente eramos unos 60 de
personal fijo del centro más otros 80 de personal de ETT
especialmente contratados para la ocasión. Realmente no sé si había
tanta gente ya que en mi sección solo eramos dos, y en la sección
de iluminación solo una chica. La pobre se hinchó a llorar por el
estrés y la presión que llevaba acumulada, ya que en todo el día
no paró de hacer de todo.
A las 00:00 h, cerramos las puertas al
público y nos pusimos a reponer. No era el único que no tenía
piernas a esas horas.
Hablando con la gente, todos estaban
absolutamente cansados y no veían el momento de irse a casa, ya que
muchos entraban otra vez en menos de 5 horas.
A la 1 h nos llamaron a todos a cajas
para comunicarnos la cifra que se había hecho. Para mi sorpresa
habían como unas 50 pizzas enzima los mostradores y muchas botellas
de champán.
Ya nadie estaba cansado. Todos
sonrientes, comiendo pizza, bailando, cantando, mojando a la gente
con champán, etc. Vamos, como si estuviéramos de fiesta. ¿De
verdad estaban todos tan cansados como decían? Yo me fui lo más
temprano que pude y, por no decir casi todos, se quedaron de "fiesta"
allí. Alucinante.
Llegué al coche como pude. Mis piernas
ya ni andaban con una rampa en cada una. Estaba destrozado y, lo
peor, es que me quedaban 4 horas para volver. Llegué al coche y,
para mi sorpresa, tenía un papel en mi parabrisas. Lo primero que
pensé fue tirarlo ya que sería propaganda. Pero lo miré. 80 € de
multa me habían dejado. ¡Fantástico día! (modo ironía off)
En ese momento dije basta. Después de
pasarme 19 horas allí dentro, sin que mi jefe me dejara irme a comer
a casa (ahora después de pensarlo bien, puede que mi postura de
querer irme mi hora no fuera lo más correcto), viviendo a 5 minutos
de allí y disponiendo de mi hora libre, con una oferta de trabajo
para realizar una campaña de julio a diciembre de más horas y mejor
pagado que donde estaba y, sobretodo, muchísimo menos duro
físicamente, dije basta. Lo último que me faltaba era una multa. Mi
primera multa en los 2 años que llevo de carnet. Casi me pareció
que estaba hecho con intención para recaudar el bloquear todas las
zonas de párking que no fueran zonas azules.
Al día siguiente, sábado, ni me
presenté. El lunes fui a comunicar que lo dejaba.
Por suerte o por desgracia no me hace
falta pasar todo esto por necesidad del dinero. Soy estudiante y solo
busco un trabajo de verano, no realizar 58 horas en un fin de semana,
pero todo en esta vida llega y llegará un momento que la necesidad
ahorca.
Esta última semana solo he trabajado y
dormido. Mis fuerzas no me daban para más. Pasar de llevar 2 meses
tranquilo estudiando a, de golpe, ponerte a trabajar como un animal
desgasta mucho.
Es cierto que había mucha gente que lo
estaba pasando mal allí pero necesitaban el dinero. Había mucha
gente que llevaba más de un año echando curriculums sin suerte.
También es cierto que el día que empecé eramos 4, de los cuales ya
hemos plegado dos; por no decir que a la que puedan los que están
allí se irán. O eso dicen.
Aunque siempre me acordaré de las
palabras del director de la tienda la primera vez que nos reunió a
todos:
“Si venís aquí pensando en dar
el 100%, tranquilos, no pasa nada. No servís. Aquí ha y que venir
al 600%. Si no podéis, tranquilos, lo habréis hecho bien pero no
servís para esto. Ya habrá otros que pueden aguantar muchísimas
horas a la semana durante un tiempo muy prolongado”
Después de todo esto me parecen hasta
cómodas y sencillas las promociones. Esta claro que son 2 mundos
totalmente diferentes y no comparables, pero estas cosas te hacen
valorar lo que cuestan las cosas de ganar pero, con esfuerzo y ganas,
todo es posible.
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