Hoy seguimos con la continuación de primera parte: manual del buen vendedor.
La importancia del
cliente:
Para ser un buen vendedor hay que conocer y respetar al cliente, y
para ello es importante tener presentes algunas directrices que
puedan ayudarnos.
Recordad el tan mencionado lema:
" El cliente SIEMPRE tiene la razón. SIEMPRE"
El
cliente por encima de todo:
Es al cliente a quien debemos tener presente antes que nada.
No
hay nada imposible cuando se quiere:
A pesar de que muchas veces los clientes solicitan cosas casi
imposibles, con un poco de esfuerzo y ganas de atenderlo muy bien, se
puede conseguir lo que él desea.
Cumple
todo lo que prometas:
Son muchas las empresas que tratan, a partir de engaños, efectuar
ventas o retener clientes, pero ¿Qué pasa cuando el cliente se da
cuenta? Nunca prometas lo que no puedes cumplir.
Solo
hay una forma de satisfacer al cliente, darle más de lo que espera:
Una verdad como un templo. Yo como cliente me siento satisfecho
cuando recibo más de lo que me esperaba. ¿Como lograrlo? Conociendo
muy bien a nuestros clientes y enfocándonos en sus necesidades y
deseos.
Para
el cliente, TU marcas la diferencia:
Las personas que tienen contacto directo con los clientes tienen una
gran responsabilidad. Pueden hacer que un cliente regrese o que jamás
quiera volver; ellos hacen la diferencia.
Fallar
en un punto significa fallar en todo:
Puede que todo funcione a la perfección, pero si en el punto final
cunado entregamos el producto o el servicio este no es lo que se
esperaba o no reúne las expectativas totales del cliente, el trabajo
anterior no sirve de nada. Las experiencias de los clientes deben ser
totalmente satisfactorias.
La gestión
profesional y personal
Todo lo dicho anteriormente es inútil si no se gestiona de forma
profesional. Hay que decidir cuando merece la pena fidelizar un
cliente, eliminar los hábitos negativos, aprovechar el tiempo
al máximo y, muy importante, pensar antes de hablar.
Pero el cuidado de la gestión profesional no es suficiente si no va
acompañado de la gestión personal. Todo empieza en uno mismo. Hay
que comprometerse con la excelencia, no tener miedo de quedarse solo
de vez en cuando, no renegar de los fracasos y controlar los
pensamientos.
Por último recordar las Tres reglas de oro de la venta:
Brinde siempre a su cliente más de lo que espera recibir por el
precio pagado.
El costo de mantener a un cliente es inferior al costo de captación
de uno nuevo. Pero el costo de captación de un cliente nuevo es, a
su vez, inferior al costo de recuperación de un cliente perdido.
Es mucho más fácil vender el tercer producto a quien ya tiene dos
que el primero a quien no tiene ninguno.
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