Las agencias vivimos de nuestros clientes, de los proyectos que vendemos, de todas aquellas propuestas que hacemos al cliente con tal de cobrar por un servicio. Son negocios y así funcionan todas las empresas.
Cuando vamos a vender un servicio, siempre usamos términos en nuestras propuestas al cliente como: somos expertos en marketing operacional, en punto de venta, auditorias, mistery shopper, activación en punto de venta, etc.
Si bien todos esos conceptos son servicios que la propia empresa puede vender como especialidades porque dispone de personal de estructura acostumbrado a ese tipo de servicios y una experiencia y bagaje en el sector realizando esos servicios, no es menos cierto que la parte más visible y la parte ejecutora de esos servicios es el personal eventual.
Entendemos personal de estructura todas aquellas personas con una vinculación continuada con la empresa, es decir, personal en nómina de la empresa. Personal eventual es todo aquel que no se encuentra en nómina y se contrata expresamente para una acción determinada.

En esta entrada nos centraremos en la categoría de personal eventual más común: azafatas/os y promotoras/es.

Para ponernos en contexto, debemos recordar que estamos en un sector en que el personal eventual para promociones suelen ser estudiantes que necesitan dinero, los cuales acceden a sus primeros puestos de trabajo y están de paso por este sector, sin que tengan intención de que sea su futuro trabajo ni vivir de ello, sin menospreciar a todas aquellas personas que no se encuentran en esta definición y buscan ganarse la vida en este sector. Esa es la realidad del sector de las promociones, un sector para sacarse un dinero, no para vivir de él, no para la mayoría, al menos.

Desde las agencias se suele ver a los promotores/as como personas que vienen y van; hoy están, mañana no, siendo números que prestan un servicio que, de no hacerlo bien, simplemente no se vuelve a contar con ellos, ya que hay muchos peces en el mar deseando trabajar. Lo importante es cubrir un puesto y ofrecer el servicio al cliente en el que, muchas veces, se deja de lado si ese personal trabaja bien o mal, es el adecuado o no.
Esto, dicho así, suena duro pero, en esencia, es lo que busca toda agencia, cubrir un puesto de trabajo con el mejor candidato posible. En caso de no poder, sirve cualquiera con el objetivo de cubrir el puesto, situación que, por otro lado, indigna a algunas promotoras.

La cuestión de todo esto es que, en la mayoría de casos, no nos damos cuenta de la importancia de contar con buenas promotoras, las mejores que podamos conseguir, porque no somos conscientes hasta qué punto condicionan a una empresa y a su buen funcionamiento, a poder fidelizar a un cliente y poder vender más servicios.
Una buena empresa es aquella que cuenta con buenas promotoras, formadas y capacitadas, resolutivas y pro activas, con tiempo en la empresa, asentadas. Sin embargo, muchas agencias o no lo ven así o no trabajan en ello. Gran error.

Para una agencia que quiere perdurar, levantar un negocio, obtener beneficios y ofrecer un servicio de calidad, debe invertir en localizar, formar y fidelizar a su personal, sea de estructura o sean promotoras.
En la mayoría de promociones típicas de hipermercado se suele mover un material que se necesita en el punto de venta para realizar una promoción o demostración de un producto. Se suelen necesitar unos conocimientos del producto a demostrar o promocionar, se suele recabar una información y se suele realizar un informe para la agencia.
Por tanto, podríamos estandarizar las funciones de una promotora, que podemos estar más o menos de acuerdo, en:

-        Recibir un material.
-        Transportarlo al centro, montarlo y custodiarlo.
-        Promocionar / vender un producto.
-        Recabar información y realizar fotos.
-        Presentar informe a la agencia.
-        Devolver el material usado en la promoción.

La mayoría de promociones se pueden regir por esas funciones, otras escaparan a esa definición. Lógicamente, algunos no estaremos de acuerdo en que una promotora deba cargar o no el material al centro, pero es la norma por el momento.
Para una agencia que busca a promotoras que sean capaces de cumplir con garantías esas funciones, debe invertir tiempo y dinero en localizar a promotoras válidas, cuidarlas y fidelizarlas. Antes de dar con buenas promotoras, hay que probar mucho hasta encontrar a las que funcionan y le aportan valor a la empresa. Pero, ¿Qué entendemos por fidelizar a una promotora? Yo entiendo que debemos escucharlas, entenderlas, atender a sus peticiones, formarlas y exigirles profesionalidad, debemos tratar de asentar una relación de confianza, profesional y fluida. Una persona agradecida y atendida es capaz de rendir mejor y ayudar a otra persona, en este caso a una persona que trabaja en una agencia y es quién le da trabajo. En muchas ocasiones, con unos pocos minutos, puedes establecer un vínculo de agradecimiento y colaboración con una persona. Esos mismos minutos, mal llevados, pueden romper cualquier relación de colaboración y, depende de que situaciones, es irreversible.
Una buena relación solo es posible si ambas partes ponen interés y ganas en cosechar éxitos para un bien común, la empresa.
En otras palabras, tanto necesita un coordinador/a de un buen promotor/a como a la inversa. Sin embargo, no es tan fácil conseguirlo.

Desde mi punto de vista, entiendo que una buena promotora es capaz de ofrecer un plus que la agencia no esperaba pero que valora. En muchas ocasiones, por malas experiencias, esperamos poco, limitándose a que vaya a trabajar, no dé problemas y venda aceptablemente bien.
Sin embargo, una excelente promotora es aquella capaz de controlar un envío de material, hablando con la agencia de transporte si es necesario para localizar su material, haciendo un seguimiento y, en caso de incidencia, tener la pro actividad de resolverlo ella misma sin necesidad de que intervenga la agencia. Una buena promotora es aquella que es capaz de estar siempre disponible para una agencia concreta, la cual le da trabajo de forma continuada y de calidad, no podemos pretender exigir y no dar, aunque lo hacemos, no siendo correcto. Una buena promotora es aquella que es capaz de entender, sin que nadie le explique nada, que la imagen del producto que vende es lo primero, poniendo orden en su zona de trabajo y haciendo del sitio su zona, como si fuera su propia casa y tuviera invitados. Una buena promotora es aquella que siempre atiende a los clientes con una sonrisa y dando explicaciones sobre un producto que aportan valor al cliente, decantándose por su producto en vez del de la competencia. Una buena promotora es aquella que cumple su horario, sabe comportarse y ofrece una buena imagen. Una buena promotora es aquella que sabe de la importancia para la agencia de un informe y unas fotografías que debe enviar como justificación de un trabajo.
Una buena promotora es capaz de cumplir con casi todas ellas, pero sin una inversión de tiempo en formación por parte de la agencia y mucha paciencia, no se puede lograr, solo podemos encontrar promotoras con ganas de trabajar o no, a las cuales hay que formar. Debemos entender que muchas chicas son nuevas en el mundo laboral y hay que tener paciencia para obtener buenas profesionales. El problema es que no solemos tener paciencia debido, principalmente, a la presión que soportamos desde dentro desde diferentes frentes.

Si podemos llegar al consenso y entendimiento sobre la formación en el personal y su importancia, ¿Porque no invertimos tiempo y dinero en el personal que va a ejecutar el trabajo realizado por todas las personas que intervienen desde que se vende un servicio, se organiza y se prepara? ¿Porque no trabajamos en formar a estos trabajadores tan importantes para el buen funcionamiento de la empresa y la captación de clientes? ¿Porque no apostamos por la buena promotora, fidelizándola, cuidándola, premiándola, motivándola e invirtiendo en formación? Hay soluciones probadas que funcionan bien, pero hay que cumplirlas también.

Es curiosa la paradoja que se da: cuando entra un cliente y se pretende que el cliente quede contento con el servicio que ha contratado, lo que se hace desde la agencia no es pedir a los ejecutivos o coordinadores que sonrían al cliente, se pide que se contrate a buenas promotoras, aquellas que hemos localizado que funcionan bien, trabajan correctamente, obtienen resultados, son profesionales en su trabajo y reportan la información en tiempo y forma. Se trata por todos los medios de no colocar personal nuevo en ningún puesto que haya, principalmente porque las agencias no confían en el personal nuevo por descubrir. Buscamos que, desde el primer momento, el cliente quede muy contento con el servicio contratado, pero luego no queremos invertir tiempo y dinero en localizar chicas/os con ganas de trabajar y formarlos, para que acaben siendo las promotoras de referencia en un futuro, esas promotoras que tanto nos gusta contar con ellas para lucirlas en las mejores promociones y eventos que tengamos. Curioso.

Hablando como promotor, aprendemos con el tiempo, a base de pasar por varias agencias porque, cuando nos equivocamos, no solemos tener segundas oportunidades, pese a que hayamos puesto voluntad, no ha salido. En pocas ocasiones encontramos una agencia que confía en nosotros y nos da trabajo, teniendo paciencia con nosotros. Cuando me he encontrado con una agencia que me ha dado continuidad y confianza, estableciendo una buena relación con ella, la he puesto por delante de cualquier otra que no conociera, aunque me pagaran más, porque contaban conmigo, me daban trabajo de forma regular. Eso es importante de valorar, más en un sector en el que te ausentas unos meses y debes volver a empezar de 0.


Agencias, es el momento de mejorar las condiciones a las promotoras. Queremos ofrecer un buen servicio al cliente, contar con las mejores promotoras, pero no podemos ofrecerles sueldos que muchos no aceptarían para sí mismos, no podemos excluirlas al mínimo problema con ellas, sin escuchar las explicaciones que nos pueden dar, simplemente porque alguien se ha quejado de una situación dada. No podemos exigir sin dar. No podemos pretender que las acciones deben salir bien enviando un breve resumen de un producto en PowerPoint o Word, debemos formar, invertir, porque la buena promotora lo vale, es la seña de identidad de toda buena agencia. Invirtamos en la buena promotora.


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